Todos los días, aquella bicicleta blanca cuelga sobre el poste, mirando a las otras como ella -más coloridas y vivas- rodar en el asfalto sobre el que ella, por más que lo quiera, no volverá a correr. Desde el día en que le arrebataron a su ocupante, está destinada a ser una bici fantasma, a la vista de todos, pero, aun así, casi nunca es vista.
Seas ciclista o no, conductor de algún vehículo o simplemente pasajero de un transporte, quizá en tus trayectos has observado alguna bici blanca colocada sobre un puente o amarrada a un poste.
¿Te has preguntado por qué está allí o cuál es su significado? Hoy vamos a conocer un poco más acerca de estas trágicas historias.
Una bicicleta blanca, símbolo de denuncia y respeto
Aunque es bueno que el ciclismo vaya en aumento, desgraciadamente existen otras cifras que no disminuyen: la de los ciclistas muertos.
Esto no es una situación propia ni exclusiva de ningún país. Sin embargo, lo que sí se ha internacionalizado, es la manera de protestar contra estas cifras. Dicha manera viene en forma de una bicicleta blanca que simboliza denuncia y respeto en el contexto ciclista.
Notarás estas bicicletas en algunos puntos de la ciudad, quizá y lamentablemente, en demasiados. Su presencia funciona como un monumento y un trozo de memoria colectiva que se niega a olvidar a las víctimas.
En esencia, una bicicleta blanca señala el punto donde un ciclista murió atropellado por un vehículo motorizado.
La causa de muerte más común entre los ciclistas que perecen en las calles, avenidas o carreteras, es por ser arrollados por automovilistas. En la mayoría de los casos, son atropellados por conductores que no respetan las normas de tránsito, como manejar a exceso de velocidad o pasarse un alto, o por automovilistas ebrios que escapan tras el asesinato.
Es así que, cuando a un ciclista se le arrebata la vida, colectivos y familiares del mismo colocan una bicicleta fantasma, como también se le conoce al estar pintada de blanco, en el lugar exacto donde perdió la vida.
De esta manera se intenta visibilizar la tragedia que ocurrió allí y se honra la memoria de la víctima.
El fantasma de la denuncia
Si, de ahora en adelante, pones atención cuando mires por la venta al ir en transporte público, o al cruzar avenidas en tu carro particular, notarás que la ciudad cuenta con demasiadas bicicletas fantasma.
Otro punto de colgar una bicicleta blanca es justo ese, es decir, el de visibilizar la alarmante frecuencia con la que hay atropellos hacia usuarios de transportes no motorizados y peatones.
Una bici blanca es una forma de honrar la memoría de los atropellados para recordarlos, pero, también, es una denuncia pacífica y respetuosa con la que se intentan concientizar a los automovilistas para manejar con precaución y compartir las vías de tránsito.
Aunque es una denuncia silenciosa, también es visible ante los ojos de todos. Por una parte, demuestra la unión entre colectivos ciclistas, por otra, nos recuerda nuestra fragilidad como seres vivos que pueden morir en cualquier momento y en cualquier lugar.
Una bicicleta blanca no es sólo un objeto, es una cicatriz en la ciudad y en la memoria de una sociedad que necesita ser más consciente de ella misma.
Bicicleta blanca: la dolorosa ironía de un nacimiento
Las tragedias resultan más dolorosas cuando la ironía está presente. El caso de las bicis blancas no está exento de esta situación.
Este movimiento surgió durante los años 60 en Ámsterdam, una de las mayores ciudades ciclistas del mundo.
El objetivo inicial fue noble. La intención era pintar bicis de blanco para que fueran usadas por cualquier persona. Una vez que alguien la terminaba de usar, podía dejarla recargada en cualquier lugar, en espera de su siguiente usuario.
Y ahora, años después, resulta irónico, casi de forma burlona, que una bicicleta que tendría que ser usada por todos, sea el símbolo de una bici que no volverá a ser montada por nadie.
Fue por primera vez en 2003, en Lousiana, EE.UU., que se colocó una bicicleta blanca para honrar la memoria de Patrick Van Der Tuin, ciclista atropellado. Así fue como comenzó este movimiento pacífico.
Las terribles cifras
Si bien dijimos que este no es un asunto exclusivo de un país, en México, lamentablemente las cifras son poco alentadoras.
En la Ciudad de México, entre enero de 2019 y el 27 de noviembre de 2023, han fallecido mil 689 ciclistas a causa de atropellamientos, según detallan datos del medio N+ al obtenerlos de la Fiscalía General de Justicia de la capital.
A estos casos se suman los de lesiones en agravio de ciclista, con un total de 2 mil 234, en el mismo periodo.
En Guadalajara, una de las mayores ciudades ciclistas de México, las cifras tampoco son muy alentadoras. La organización Bicicleta Blanca expone que 328 ciclistas han sido asesinados desde el 2009. En este año, hasta el 24 de junio de 2024, contabilizaron 13 decesos. En el 2023, fueron 17 las vidas ciclistas perdidas.
Cabe destacar que, en su portal, la organizacion cuenta con un registro actualizado al día con los número fatales en Guadalajara. También, llevan un registro específico con los decesos en los que se puede consultar el nombre y la causa de muerte de los ciclistas.
Las causas y prevenciones
Existen diversas causas, aunque la mayoría son atropellos. Sin embargo, algunas no se derivan del arrollamiento instantáneo, sino del impacto del ciclista al caer contra el asfalto o concreto.
Aún así, la mayoría de los atropellos y muertes a ciclistas se asocia a la nula o carente infraestructura ciclista. También a una mala o nula planeación de ciclovías; a la falta de capacitación de conductores de transporte público y privado, entre otros.
Es así que una de las grandes soluciones a este lamentable problema es, justamente, crear una cada vez más y mejor infraestructura ciclista. La misma debe ser bien diseñada, pensada e implementada mediante las herramientas y normas específicas.
Al final, todos los días deseamos que existan más bicis en el mundo, aunque esperamos que el futuro tenga menos bicicletas blancas en él.