Hablar hoy de movilidad ciclista en América Latina implica dejar atrás la improvisación y empezar a mirar los datos con seriedad. Las ciudades ya no solo discuten si la bicicleta es viable, sino cómo la integran de forma segura y funcional al espacio urbano. En ese escenario, el monitor ciclociudades 2025, coordinado por el Institute for Transportation and Development Policy (ITDP), se convierte en una herramienta clave para entender qué está pasando realmente en las calles de la región.
Esta iniciativa nació en 2013 como el Ranking Ciclociudades, enfocado inicialmente en medir y comparar avances entre ciudades mexicanas. Con el tiempo, el ejercicio mostró tanto fortalezas como límites. La experiencia acumulada, sumada a la diversidad urbana de América Latina, impulsó una transformación profunda. En 2025, el cambio no es cosmético. El enfoque deja de premiar posiciones y se centra en observar procesos, decisiones públicas y resultados sostenidos.
Del ranking al seguimiento urbano
El monitor ciclociudades 2025 abandona la lógica de competencia para apostar por el seguimiento continuo. ITDP impulsó esta evolución tras identificar que las variaciones metodológicas entre ediciones hacían difícil comparar avances reales. La nueva versión mantiene criterios estables a lo largo del tiempo, lo que permite analizar tendencias, detectar estancamientos y reconocer mejoras graduales.
Además, el Monitor amplía su mirada a ciudades de distintos países de América Latina. Esta apertura responde a una realidad compartida: los retos de la movilidad ciclista se repiten con matices similares, independientemente del contexto nacional. Al observar el panorama regional, las ciudades pueden aprender unas de otras sin necesidad de replicar modelos ajenos a su realidad.

Cómo funciona el Monitor Ciclociudades 2025
El diseño del monitor ciclociudades 2025, desarrollado por ITDP en colaboración con gobiernos locales y organizaciones civiles, se basa en tres componentes que permiten contrastar información desde distintos frentes. El primero es un formulario dirigido a autoridades municipales, estructurado en tres ejes y veinticinco indicadores que evalúan infraestructura ciclista, educación y promoción, así como monitoreo y gobernanza.
El segundo componente es el videomapeo colaborativo de infraestructura ciclista. Mediante la participación de colectivos y el uso de plataformas abiertas, se documenta el estado real de las vías a nivel de calle. Esta evidencia visual resulta clave para contrastar los reportes oficiales con las condiciones que enfrentan las personas ciclistas en sus recorridos diarios.
El tercer elemento son las encuestas a personas usuarias de la bicicleta y los cuestionarios a colectivos ciudadanos. En la edición 2025 participaron más de dos mil trescientas personas ciclistas y decenas de organizaciones de distintos países. Esta información aporta una lectura directa sobre percepción de seguridad, hábitos de viaje y uso cotidiano de la infraestructura.
Infraestructura ciclista y calidad del espacio vial
Uno de los hallazgos más relevantes del monitor ciclociudades 2025 es que el aumento de kilómetros no siempre implica mejores condiciones. Las ciudades analizadas superan los cinco mil kilómetros de infraestructura ciclista, pero solo cerca del treinta por ciento cumple con criterios óptimos de diseño, especialmente en relación con el ancho de carril y la velocidad vehicular circundante.
Existen contrastes marcados entre ciudades con redes protegidas y aquellas que dependen de carriles compartidos o señalización mínima. Estas diferencias ayudan a explicar por qué, en muchos contextos urbanos, la bicicleta sigue sin consolidarse como una opción cotidiana para una mayor parte de la población.

Educación, promoción y cultura ciclista
El segundo eje del Monitor observa las acciones orientadas a fortalecer la cultura ciclista. Aquí se analizan programas de formación, rodadas, estrategias de comunicación y mecanismos de incentivo. Algunas ciudades muestran continuidad en estas acciones, mientras que en otras los esfuerzos son intermitentes y dependen de administraciones específicas.
El monitor ciclociudades 2025 evidencia que sin políticas sostenidas, la promoción del uso de la bicicleta pierde fuerza. La cultura ciclista no se construye solo con infraestructura, sino con procesos constantes que acompañen a la ciudadanía en el cambio de hábitos de movilidad.
Gobernanza, datos y seguridad vial
Al revisar el eje de monitoreo y gobernanza, emergen desafíos estructurales. El reparto modal ciclista promedio en las ciudades analizadas se mantiene alrededor del cuatro por ciento, una cifra baja frente a otros modos de transporte. A esto se suma la falta de actualización regular de los datos, lo que limita evaluaciones más precisas.
La información sobre siniestros viales que involucran a personas ciclistas refleja la urgencia de mejorar el diseño urbano y la gestión de velocidades. Sin registros confiables y comparables, evaluar el impacto real de las políticas públicas sigue siendo un reto pendiente.

La voz de ciclistas y colectivos
Para el Monitor Ciclociudades 2025, el ITDP habilitó un formulario y un formato de registro por correo electrónico que permitió la participación de ciudades de toda la región. En total se recibieron 43 registros de América Latina, de los cuales 26 entidades concluyeron activamente el proceso, con representación de países como México, Chile, Argentina y Colombia, consolidando un alcance regional y comparativo.
Uno de los elementos clave del monitor ciclociudades es la inclusión de la sociedad civil. Los colectivos ciclistas señalan problemas persistentes como la invasión de carriles, la falta de conexión entre tramos y la escasez de incentivos en entornos laborales y educativos. Esta visión evidencia una brecha entre los datos oficiales y la experiencia diaria, reforzando la necesidad de integrar la voz ciudadana en la evaluación de la movilidad ciclista.
Mirar más allá de los datos
Más allá de las cifras, el monitor ciclociudades 2025, coordinado por ITDP, ofrece una base sólida para profundizar en el debate urbano. Para quienes buscan entender cómo la infraestructura ciclista bien diseñada puede transformar ciudades, resulta útil explorar análisis complementarios sobre infraestructura ciclista con ejemplos de éxito en México y a nivel internacional, donde se documentan casos concretos que ayudan a visualizar lo que sí es posible cuando existe planeación adecuada.
Del mismo modo, para quienes desean profundizar en el diseño y la lógica detrás de las ciclovías, acercarse a materiales especializados como el libro sobre ciclovías, permite ampliar la mirada y comprender cómo los principios técnicos influyen directamente en la seguridad y el uso real de estos espacios.

Qué deja el Monitor Ciclociudades 2025
El monitor ciclociudades 2025 no pretende ofrecer respuestas cerradas ni soluciones únicas. Su valor radica en ordenar la información, visibilizar avances y señalar con claridad los retos pendientes. En una región diversa como América Latina, contar con este tipo de herramientas resulta fundamental para tomar decisiones informadas y avanzar hacia ciudades donde la bicicleta tenga un lugar claro en la movilidad cotidiana.


