Arquitectura Bike-friendly, el futuro de las ciudades ciclistas

arquitectura bike-friendly

En países europeos, el uso de la bicicleta es casi tan normal como el respirar, como lo demuestra la ciudad de Ultrecht o Conpenhague, donde prácticamente el 50% de sus ciudadanos se transportan en bici; por ello, no es raro pensar que, en un futuro no muy lejano, la arquitectura bike-friendly tenga mayor presencia en los lugares más desarrollados (o en vías de desarrollo) en materia ciclista.

Puede que lo anterior parezca una utopía, sobre todo si se toma en cuenta que hay países donde sólo el 1% de su población tiene acceso a una ciclovía. Sin embargo, hay otros, como México o Bogotá, que le dan cada vez más prioridad a la bicicleta y a la infraestructura ciclista.

Entonces, es válido creer que la construcción de entornos amigables con el ciclismo pueden desarrollarse en cualquier lugar. Por ello, hoy vamos a hablar sobre las medidas que se podrían adoptar para conseguir una mejor arquitectura bike-friendly.

arquitectura bike-friendly ArchDaily
Foto: ArchDaily

¿Qué es la arquitectura bike-friendly?

En pocas palabras, la arquitectura bike-friendly es toda aquella construcción pensada para facilitar la movilidad del ciclista dentro de la misma. Esto conlleva desde la construcción de ciclopistas o carriles especiales para transportarse dentro y por toda ella, hasta lugares diseñados especialmente para el estacionamiento y resguardo de las bicis. Todo en un mismo lugar.

Claro que el término bike-friendly se ha expandido incluso hasta lo comercial. Esto es, por ejemplo, con restaurantes o cafeterías que permiten que sus clientes ingresen a los locales con su bicicleta. En otros casos, son sitios destinados exclusivamente para el ciclista. Sin embargo, en este texto nos centraremos, sobre todo, en las construcciones. Como lo vemos a continuación.

Opciones de arquitectura amigable con el ciclista

Edificios y bicicletas integrales

En la actualidad, existen complejos habitacionales y laborales cuyos entornos facilitan la circulación de sillas de ruedas o carriolas para bebé. En esta línea, si bien no estamos hablando de montar la bicicleta todo el tiempo dentro del edificio, sí sería una opción construir lugares especiales en dónde dejar e introducir bicicletas plegables.

De hecho, las bicicletas de este tipo, es decir, que pueden doblarse y ocupar menos espacio, podrían adecuarse para funcionar como sillas, parte del escritorio, etc.

arquitectura bike-friendly Clarin
Foto: Clarin

Pedaleando desde la puerta hasta la calle

En complejos habitacionales que cuenten con muchos pisos, una posibilidad es crear carriles (pequeñas ciclovías) que inicien desde los pasillo y lleguen hasta la entrada/salida de las unidades habitacionales. Claro, se deberían crear rampas para omitir las escaleras.

De esta manera, las personas podrían salir pedaleando desde su propia casa hasta salir a la calle.

Subidas que salvan vidas

Si en la calle existen reductores de velocidad que ayudan a controlar la velocidad de los vehículos, y así evitar que estos tengan accidentes como choques o atropellos, lo mismo podría hacerse con los ciclistas.

Bien es cierto que respetar los límites de velocidad depende de uno mismo. Sin embargo, en cruces peligrosos o en avenidas de intensa actividad, se podría elevar el terreno uno o dos metros antes de llegar a ellos. De esta manera, aunque el ciclista venga a exceso de velocidad, frenará casi por completo al subir y, cuando arranque, lo hará con poca rapidez.

Mimetizar el ciclismo con el comercio

Anteriormente hemos comentado que, en las calles donde existen ciclovías, el comercio existente en las mismas rutas suele aumentar en vez de disminuir.

Tomando en cuenta este punto, una vez que una ciudad está en vías de desarrollo o completamente desarrollada en materia ciclista, el siguiente paso es buscar que la infraestructura ciclista sirva, a su vez, como una forma de comercio.

Ya sea desde colocar locales especializados o variados en las inmediaciones de cualquier arquitectura bike-friendly, hasta usar las mismas ciclopistas como rutas de mensajería, por ejemplo. Todo esto, claro, sin entorpecer la circulación de ciclistas y peatones.

A mayor distancia, menos tiempo

Pensando ya en una ciudad o entorno totalmente ciclista, en estos casos, lo mejor sería acrecentar las distancias para disminuir los tiempos de traslado. ¿A qué nos referimos con esto?

Refiriéndonos exclusivamente a los comercios, al colocarlos más separados entre sí y de forma dispersa, se obtienen varios beneficios. El primero de ellos es que se llega más rápido a ellos en bici que caminando.

Cuando uno va a pie, avanza de 3 a 5 kilómetros por hora; en cambio, cuando pedalea, se transporta de 15 a 25 kilómetros por hora. De esta forma, si bien la distancia es mayor para llegar de un punto A uno B, en realidad es más rápido al ir en bicicleta.

El segundo beneficio es que, si se dejan de concentrar negocios a lo largo de una única avenida, y en su lugar se dispersan en toda la cuadra (como en las esquinas), se consiguen calles más transitadas y seguras. De esta manera, no solo se pone atención a la avenida principal, sino a todas las calles y colonias aledañas.

Todas las anteriores son propuestas a futuro para una arquitectura bike-friendly que vaya en armonía con el peatón. El artículo original fue escrito por Steven Fleming para ArchDaily, donde propone más y nuevas propuestas para crear ciudades con un mejor diseño ciclista.